Congregación de Religiosas Franciscanas de la Inmaculada Concepción

NUESTRA HISTORIA

Lima – Perú, 6 de diciembre de 1883 (en el local del Estado en la Calle de San Idelfonso – actual “Bellas Artes”). La Congregación de Religiosas Franciscanas de la Inmaculada Concepción nace por inspiración divina para la educación y obras de caridad, respondiendo a la necesidad política social y cultural que vivía el Perú después de la guerra con Chile.

Fray Alfonso María de la Cruz, franciscano de la provincia de San Francisco Solano, se propone fundar una congregación que se dedique a la educación de las niñas pobres, buscando como colaboradora a la Señorita Carmen Álvarez, Profesora de Tercer Grado de Instrucción Primaria, titulo otorgado por Buenaventura Elguera, Presidente del Consejo Departamental de Lima, el 6 de septiembre de 1877, en el Palacio de la Exposición; por tanto, la joven, reunía las condiciones para llevar a cabo el proyecto concebido por Fray Alfonso María de la Cruz.

Perfil de la Religiosa FIC

La Religiosa FIC debe estar adornada de aptitudes humanas con las que puede infundir convicciones, suscitar entusiasmado, comunicar calor a las almas y dirigir por el camino de las virtudes. Se distingue por la ejemplaridad de su vida y solidez de espíritu y equilibrio de carácter, Const. 80 (inciso “a” y ”b”), infunde el espíritu mariano-franciscano según nuestro carisma. Busca la Gloria de Dios dando primacía a su santificación personal, como medio eficaz para la evangelización y apostolado. Con el perfil presentado buscamos responder a las necesidades actuales que la iglesia y el mundo exige a la vida consagrada

PRINCIPIO CRISTO CÉNTRICO

Seguir a Cristo Virgen, pobre y obediente en la contemplación de sus misterios, en el estudio y profundización de las Sagradas Escrituras, en la liturgia, especialmente en la Eucaristía; en la Iglesia, en la fraternidad religiosa y universal y en la naturaleza, encarnándolo en la historia para la gloria de Dios y la santificación de sus miembros (Conf. Const. 6), formando hacia un proyecto de hombre en el que viva Jesucristo; reconociéndolo, como centro y eje del universo, modelo y guía del hombre, solidario con los sufrimientos y las esperanzas de la humanidad. Teniendo siempre presente el ideal de nuestros Fundadores: “Ya que os habéis consagrado por completo al Señor, ya que sois enteramente suyos, no habréis de pensar más que en amarle, en complacerle, en promover, por todos los medios posibles, su mayor honra y gloria” ( 1c. Past. Mons. Alfonso). “Ansío persevere hasta la muerte abrazada de la cruz coronada de espinas y herida de amor por el dulce Jesús”. (C. Her. Madre Clara)..

PRINCIPIO MARIANO

Amar y venerar a María Inmaculada como Madre, modelo y guía de seguimiento a Cristo en su respuesta al Plan de Salvación, imitando sus virtudes y haciendo vida la exhortación de San Francisco de Asís: “Pongan los ojos ante todo en el ejemplo de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Jesucristo, Dios y Señor nuestro, siguiendo el mandato de San Francisco, que profesó una grandísima veneración a Santa María, Señora y Reina, Virgen hecha Iglesia. Y recuerden que la Inmaculada Virgen María, cuyo ejemplo han de seguir, se llamó a sí misma esclava del Señor” (R y V 17). Porque la Congregación nace como fruto de una promesa que le hiciera nuestro Padre Fundador a la Inmaculada Concepción, que si recuperaba la salud fundaría una Congregación dedicada a su culto, a la educación y formación de niñas pobres. (Conf.) y para que viviendo nuestro ideal fundacional: “Si somos hijas de María Inmaculada debemos ser santas…” (Madre Fundadora) y “Que yo sea defendido por ti, oh Virgen”… (Escudo Episcopal, Padre Fundador), expresemos una ferviente devoción dándola a conocer.

PRINCIPIO ECLESIAL

Como miembros de una Congregación que es porción del Pueblo de Dios, dedicada a las obras de educación y caridad cristiana insertas en la Iglesia local, debemos fidelidad al Papa y a su Magisterio (Confr. Const. 5), cuya misión fundamental es el anuncio del evangelio a todos los hombres (Mt. 28,19). Fieles a esta misión, inherente al carisma franciscano, llevemos la Buena Nueva mediante el testimonio de fraternidad, en minoridad y servicio, dentro de nuestras obras (Const. 60,a), trabajando con ardiente anhelo por la santificación personal y la salvación de las almas (Const. 6).

PRINCIPIO FRANCISCANO

Tener como Fundamento la vivencia del Santo Evangelio en el seguimiento de Cristo, a la manera de San Francisco, quien de Él hizo el centro de su vida. (Const. 1), vivenciando las actitudes propias de la espiritualidad franciscana: siendo orantes, sencillas, obedientes, alegres, aceptando gozosamente la cruz, fomentando la unidad congregacional, el amor fraterno, la minoridad en el servicio, la vivencia del espíritu de las bienaventuranzas (Conf. Const. Nro. 3ª), promoviendo la paz y el sentido eclesial que reflejan la verdadera pobreza de espíritu, donde “…la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad” (1Cel. 85). Asumiendo con fidelidad la tarea de construir el reino en la historia y en el mundo, sembrando la paz, la benignidad y la concordia (Conf. Const. 60,b).

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Madre Maria Antonieta Garcia Carrizales.

Superiora General de la Congregación de Religiosas Franciscanas de la Inmaculada Concepción

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